Despierta de su letargo

EL PSOE (que aquí se hace llamar PSE, pero que es PSOE. Esto lo digo porque hace años que observo una especie de “compartimentación” de conceptos que son mucho más unitarios que duales) ha despertado de su letargo sobre la Ponencia de Autogobierno.

El Correo publica: “El PSE acusa al PNV de ignorar la ‘pluralidad’ vasca al plantear un Estatuto soberanista”.

He leído atentamente la posición socialista, y no puedo decir que haya encontrado nada nuevo ni sorprendente:

El PNV:

  • “ignora la pluralidad”
  • ningunea “los consensos amplios”
  • socava “el Estado de Derecho”
  • propugna “la inseguridad jurídica”
  • reclama “un interminable fondo de poder”
  • interpreta “unilateralmente los Derechos Históricos”

EL PSOE:

  • “profundiza la cohesión social”
  • “propugna una política en la que cabemos todos”
  • “pretende ampliar el pacto de convivencia”

El PSOE echa mano del discurso que lleva trabajando toda la vida. Consiste en sustituir algo tan simple como esto que voy a escribir: “Los vascos somos españoles y mucho españoles” por toda una retahíla de conceptos aparentemente bien sonantes: pluralidad + todos + convivencia + consenso + cohesión social + Estado de Derecho.

Es un discurso diseñado para truncar las aspiraciones nacionales vascas de los nacionalistas vascos por contraposición, ya que esas aspiraciones resultarían ser, según los socialistas: excluyentes, unilaterales, sectarias, rupturistas, y, por lo tanto, atentarían contra la paz social.

A estas alturas de la vida sería sorprendente que nos camelaran con esa dialéctica de parvulario.

Hay, en concreto, cuatro ideas que ponen las cosas en su sitio:

  1. La principal: “el PSE subraya que supeditar el principio de legalidad al principio democrático supone socavar los cimientos del Estado de Derecho”. Esa frase implica que el “Estado de Derecho” se considera un concepto formalista desprovisto de legitimidad democrática: el Estado de Derecho equivale al status quo. Las leyes, como entelequias con vida propia, supeditan la voluntad democrática de la ciudadanía. Es una interpretación que no me invento, muy al contrario viene expresamente recogida en la crónica: “que no es otra cosa que consolidar el derecho a decidir y la voluntad mayoritaria de la ciudadanía por encima de las reglas de juego” (es una apostilla que incluye la periodista). ¿Dónde queda la democracia?
  2. El PSOE critica “el interminable fondo de poder de la propuesta”. Por lo tanto, es evidente que no estamos hablando de una “independencia unilateral”, sino que ese PSOE que tan efusivamente dice defender “el autogobierno vasco”… en realidad defiende “un poco de autogobierno”, un “autogobierno limitadito”, no un autogobierno de verdad.
  3. Al PSOE, le desgrada lo que considera “una interpretación unilateral de los Derechos Históricos vascos”. Esta es una frase que amplia el sentido de la denostada “unilateralidad”. Se me ocurre que, a la que nos descuidemos, nos pueden plantar un delito de rebelión por “interpretación unilateral de los derechos históricos”. Quisiera recordar al PSOE que históricamente, los derechos históricos eran interpretados por quienes los ostentaban, que cuando un rey o un corregidor dictaba una ley que los contradecía, los vascos, en sus juntas democráticas (desde luego, democráticas en el contexto de aquellos siglos), apercibían al monarca de turno del “contrafuero”, y si era caso aplicaban aquello del “pasamos en moto” o “pase foral”. Hasta que llegaron el Baldomero (nacido en Granátula de Calatrava, provincia de Ciudad Real) y la Isabel II en 1839, y Cánovas del Castillo (nacido en Málaga) en 1876 y decidieron que se nos acabó la fiesta. Por cierto, ¿alguien en el PSE-PSOE se acuerda de la Disposición Derogatoria de la Constitución Española? “En tanto en cuanto pudiera conservar alguna vigencia, se considera definitivamente derogada la Ley de 25 de octubre de 1839 en lo que pudiera afectar a las provincias de Alava, Guipúzcoa y Vizcaya. En los mismos términos se considera definitivamente derogada la Ley de 21 de julio de 1876.”
  4. Y para terminar, el último concepto. Ese que denota cierta melancolía argumental: -el PSE-PSOE defiende y el PNV ataca- “precisamente la diversidad con la que ETA quiso acabar”. De esta frase lo que me gusta es que, de manera muy distinta a lo que pasaba en 2004, se ven obligados a conjugar el verbo en pretérito perfecto simple.
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