¿Bastan las razones para modificar postureos? En respuesta a Ekai Center

Últimamente hay mucho ruido en torno a Kutxa, un barullo ensordecedor que, a veces, aparenta querer informar pero cuyo objetivo evidente no es otro que el de proyectar impresiones. De hecho, últimamente, mucha de la estrategia política de determinados agentes políticos y sindicales (¿o bastaría con decir políticos?) consiste, en éste como en otros temas, en proyectar sensaciones de alarma que casi nadie es capaz de argumentar en una conversación, pero que cumplen su objetivo de ir sedimentando una determinada opinión colectiva difusa de prevención ante una realidad que, por su complejidad técnica, escapa a la mayoría de la gente.

Ante ese panorama de ruido ensordecedor firmé un artículo con el título “¿Qué pasa con Kutxa?” que pretendía exponer de una forma sencilla la situación a la que se enfrenta la caja gipuzkoana. El artículo no pretendía otra cosa que hacer una exposición descriptiva de la situación, no exenta de algún elemento valorativo, lo reconozco, como por ejemplo cuando apuntaba que los retos a los que se enfrenta Kutxa son consecuencia de la “pertenencia” a un estado, el español, salvado in extremis (esperemos que sí) de la bancarrota. Esa es una afirmación que hago porque me parece objetivamente evidente y porque, no lo niego, además, soy independentista. 

Sin embargo el artículo ha merecido respuesta por parte de Ekai Center, uno de los principales “alimentadores teóricos” del debate en torno a Kutxa y Kutxabank. Ekai Center lleva mucho tiempo inspirando los discursos de quienes suscitan el debate, más bien “el ruido” al que me refería al inicio, y que haciendo una traslación simple aunque no simplista, pretende focalizar la “confrontación de modelos” entre la izquierda abertzale y el PNV también en Kutxa, entidad que se ve obligada a acometer las adaptaciones obligadas por la ley española que, a su vez, no hace más que trasladar las condiciones impuestas por la Troika.

Considera Ekai Center que es “sorprendente” mi afirmación de que lo más importante en este momento es centrarse en que Kutxabank pase con buena nota el estrés-test al que se va a someter a la banca, cuando lo suyo sería “preocuparse por la privatización”.

A ese respecto me gustaría aclarar a Ekai Center un par de cuestiones a las que, a mi modo de ver sorprendentemente y de una manera muy poco académica, el centro de asesoramiento se niega a atender. La primera, no es verdad que el PNV pretenda la privatización de Kutxabank. Los consejeros afines al PNV en Kutxa se ven obligados a pensar la manera más adecuada de acometer los cambios ordenados por la ley, y hacerlo defendiendo los intereses de Kutxa, de su obra social, de los gipuzkoanos y de la economía productiva del territorio. Y la segunda, esa legalidad, además de obligar a constituir Fundaciones Bancarias obliga a Kutxa a presentar un plan financiero, ya que es propietaria de un 32% de Kutxabank, es decir, sobrepasa en un 2,1% el límite de participación en el banco establecido por la propia ley. Las condiciones de ese plan financiero, en buena lógica, serán muy distintas en caso de que el estrés-test certifique el buen estado financiero de Kutxabank, es decir, para entendernos: Kutxa podrá hacer frente o no al plan financiero dependiendo de cuales sean las condiciones establecidas por el Banco de España, y estas dependerán del resultado del estrés-test de Kutxabank. De ahí que Ekai Center no debiera tratar con displicencia este tema. Sobre todo si tenemos en cuenta que Ekai Center se muestra profundamente preocupado por el fantasma de la supuesta privatización.

A este respecto me parece muy interesante apuntar que en el Consejo de Administración de Kutxa del 29 de mayo, todos –es decir, todos- los consejeros votaron a favor de mantener la propiedad del 100% de las acciones (aunque, al salir, Joseba Permach mintiera una vez más ante los medios de comunicación afirmando lo contrario). Evidentemente, lo que no pueden hacer los consejeros es impedir que se aplique una eventual obligación legal que establezca otra cosa, y así lo expresaron todos -es decir: todos-.

Más allá del acuerdo mencionado, el PNV no apoyará que Kutxa reduzca su participación en Kutxabank, salvo imperativo legal. ¿Le queda claro el concepto a Ekai Center?

Es más, en caso de que el Banco de España (competente para hacerlo) decidiera establecer condiciones a Kutxa que ésta no pudiera asumir, el PNV defiende una propuesta concreta para reforzar su vocación pública. Esa propuesta se resume en lo siguiente: si Kutxa se viese obligada a vender el 2,1% de sus acciones para bajar por debajo del 30% establecido en la Ley 26/2013, el PNV propone que sean la Diputación Foral de Gipuzkoa y/o los Ayuntamientos del territorio quienes compren esas acciones.

Sin ninguna duda esa sí es una propuesta concreta que garantiza el carácter público de Kutxa, mucho más solvente e infinitamente más “pública” que la peregrina idea que plantea Ekai Center de que se baraje la opción de la titularidad de los trabajadores de Kutxa, por ejemplo. Una idea, por cierto, de todo punto sorprendente, ya que obligaría a desembolsar una millonada a cada trabajador de Kutxabank y abocaría a una privatización atomizada y absoluta de la entidad.

El PNV va más allá y sugiere que si las instituciones públicas gipuzkoanas no quisieran o no pudieran asumir ese 2,1% de las acciones de Kutxabank, se busquen, en su defecto, empresas o particulares con indudable arraigo y compromiso con Gipuzkoa para poder seguir manteniendo el control sobre el banco. ¿Lograremos que Ekai Center –y otros- modifiquen su postureo?

Y, para terminar, en lo que concierne a la conversión de Kutxa en fundación bancaria, otras dos aclaraciones a Ekai Center (y otros): una, esa conversión no es fruto de ningún contubernio ideado por el PNV con fines espurios, sino una imposición legal. Y dos: el PNV defiende que se haga con transparencia y respetando la pluralidad y la representación mayoritaria de la sociedad gipuzkoana.

Podría alargarme hacia el infinito respondiendo a cada una de las afirmaciones manipuladas, acusaciones falaces e ideas imposibles de Ekai Center, pero considero que con lo dicho es suficiente. Aunque dudo de que las razones acallen el vocerío con el que algunos buscan rentas políticas.

En respuesta a Ekai Center

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