Presupuestos de Gipuzkoa. Más de lo mismo.

Sin conocer aún el detalle de los Presupuestos por departamentos, vuelve a dar la sensación de que la izquierda abertzale sigue sin tener un diagnóstico claro de la realidad de la sociedad guipuzcoana.

Lo curioso del caso es que, en la presentación de las líneas generales del Presupuesto de 2014, ante la necesidad de acuerdo dada su minoría, Garitano apelaba a «la responsabilidad de los grupos de la oposición». Justo lo contrario de lo que ha hecho la izquierda abertzale con el Presupuesto para el 2013 presentado por el lehendakari Urkullu; y justo lo contrario de lo que supone la solicitud de retirada de los correspondientes a 2014 efectuada, en una reciente declaración, por Laura Mintegi. Visto lo visto, la ‘coherencia’ y la ‘responsabilidad’ son términos sobre los que la izquierda abertzale tiene distintas interpretaciones en función exclusiva de intereses partidarios. Sin ir más lejos, la pasada semana Garitano hablaba de «no mirar a otro lado» en el dramático caso de Fagor Electrodomésticos, aunque él -el equipo que dirigelleva haciéndolo desde que asumió el cargo. Ahora, mirando también hacia otro lado, Garitano fija la vista en el Gobierno Vasco. Dos años y medio en el cargo y pretende que nos creamos -y de ser cierto resultaría aún más grave-, que se acaba de enterar de la situación de la cooperativa. La preocupación del equipo de Bildu en la Diputación por el tejido empresarial guipuzcoano -el que genera valor añadido para el territorio y crea empleo para su genteha sido, sin embargo, más bien escasa, por no decir nula, y también parece serlo en su tercer Presupuesto.

Se puede afirmar -porque así esque las partidas forales destinadas hasta ahora a la mejora de la competitividad de las empresas guipuzcoanas han sido creadas gracias a la oposición en sendas negociaciones para 2012 y 2013. Partidas con las que el Ejecutivo foral no debía estar muy de acuerdo, ya que el propio diputado general afirmó que su Gobierno no tenía intención de elaborar planes anticrisis «que no sirven para nada». Exactamente en la misma línea neoliberal que proclamaba el ministro del PSOE, Carlos Solchaga, cuando afirmaba que «la mejor política industrial es la que no existe». Otro ejemplo de esta falta de compromiso lo encontramos en la ‘escapada’ que, recientemente, ha protagonizado el diputado de Innovación, gracias a la retirada in extremis de la moción de reprobación presentada por el PSE por la escasa gestión de las partidas para tratar de reactivar la economía guipuzcoana. Sin embargo, hace un mes, Garitano se mostraba, si bien preocupado por la situación de crisis, orgulloso de los ratios económicos guipuzcanos.

Es cierto que, comparativamente, los datos de Gipuzkoa son menos malos que los del entorno. En el país de los ciegos, el tuerto es el rey. Pero 49.874 parados exigen la adopción de medidas urgentes por parte de las administraciones que hace ya tiempo debían haberse tomado. Para adoptar medidas, primero hace falta ser consciente de que el problema existe. Es necesario un diagnóstico correcto de la enfermedad para tratar de aplicar el remedio adecuado. Lo más efectivo, económico y sin riesgos de daños secundarios es la medicina preventiva. No somos tan osados como otros, no vamos a decir que la solución definitiva pasa por las medidas que podría tomar Garitano y que no toma, pero sí afirmamos que lo único que genera en Gipuzkoa recursos, también los que sustentan las políticas sociales, es nuestro tejido productivo, y que para que ese tejido productivo, muy tocado, pueda sobreponerse requiere de unas condiciones que hay que atender, día a día, desde nuestras administraciones, y por supuesto, también desde el Gobierno foral. La Diputación, lejos de actuar de forma preventiva, de crear un caldo de cultivo que consolide la confianza empresarial, de favorecer la inversión en I + D y la internacionalización, en definitiva, de aplicar políticas firmes de estímulo e incentivación empresarial, espera, en la concepción más ultraneoliberal del término económico, que las empresas se busquen la vida por sí mismas. Pero a los dirigentes de la izquierda abertzale en las instituciones les sigue gustando ponerse detrás de la pancarta reivindicativa. Tratan de responsabilizar a otros, tal y como han venido haciéndolo toda la vida.

Utilizan la fiscalidad, herramienta clave en otras épocas para salir de situaciones comprometidas, únicamente en clave recaudatoria; usan el eterno recurso del aumento fiscal a una sociedad cada vez más deprimida. Y con ello provocan una minoración de la renta disponible -de lo que nos queda en los bolsillosreduciéndose por ello el consumo y resintiéndose, en consecuencia, la actividad y el empleo de nuestro tejido productivo. Para recolectar es necesario haber sembrado previamente. Y si pretendemos seguir manteniendo, o mejorando, nuestros niveles de bienestar y de solidaridad con los menos favorecidos debemos ser capaces de crear recursos. Y para ello ¿qué menos que apostar por nuestro tejido productivo y empresarial Pero mucho nos tememos que, a falta de propuestas concretas en el proyecto presupuestario presentado, eso volverá a quedar a expensas de la iniciativa de la oposición. Será por eso de la responsabilidad que Bildu exige pero de la que ellos parecen carecer.

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