Primero imponer, luego llamar al acuerdo

Errazkin dice, pero lo que hace contradice en buena medida a lo que dice.El respeto a los gipuzkoanos y a sus instituciones es la primera lección que algunos deberían aprender. Pero para ello hay que disponer del libro, o al menos de los apuntes

El Diputado Foral Iñaki Errazkin en un reciente artículo titulado “La lección de Europa” ha vuelto a alardear de sus viajes por Europa y se ha referido a la “contaminación mediática” que él considera que se está produciendo en lo que llama “el debate” sobre residuos en Gipuzkoa, al tiempo que se jacta de las felicitaciones que parece haber recibido por el innovador modelo de residuos de la Izquierda Abertzale y nos avisa de que “habrá quien tenga todavía la tentación de utilizar este tema para la disputa política”. Habla de Arrasate y Azpeitia, y del Comisario europeo Potocnik. Habla de las mancomunidades de Sasieta y Tolosaldea, y de los impresionantes avances en los resultados de recogida selectiva que se están obteniendo, aunque sin citarlo expresamente, gracias a “su” sistema de recogida. El Puerta a Puerta.

Rossano Ercolini, presidente del movimiento “Residuo Cero Europa” (Zero Zabor sería la filial en Gipuzkoa), en una reciente entrevista, afirmaba, en referencia al modelo de Capannori, -del que tanto hemos oído hablar- que “el éxito está garantizado cuando la solución es verdaderamente participativa”. Y añadía que “cuando se impone, aunque sea bueno, la gente no colabora. Hace falta implicar al ciudadano desde abajo. De hecho es un movimiento que va desde abajo hacia arriba”. A este respecto, parece habérsenos olvidado con asombrosa rapidez que durante esta legislatura de Bildu más de 70.000 ciudadanos, “de los abajo” que diría Ercolini, firmaron expresamente su oposición al PaP. Una cantidad de personas realmente impresionante, sin posible comparación con cualquiera otra reivindicación que haya podido haberse expresado de esa manera en nuestro Territorio. En general no les ha valido de mucho: la Izquierda Abertzale, allá donde tiene mayoría absoluta ha seguido imponiendo el PaP (en sus peculiares versiones “pura”, “mixta” o “acompañada”).

Aunque luego les pasa lo que dice Ercollini: que “los de abajo”, los gipuzkoanos que han despreciado y ninguneado con sus formas autoritarias, no colaboran en la medida en que a la Izquierda Abertzale le gustaría. Y ante la no colaboración, el siguiente paso que dan es el de la coerción, es decir, rebuscar entre los papeles y poner multas.

Esa, la del respeto a la ciudadanía, sí que hubiera sido una “lección de Europa” a tener en cuenta, pero parece que a esa clase Errazkin hizo “piper”. Como a algunas otras, de hecho no sabemos si Errazkin ha estado alguna vez matriculado en la asignatura de medio ambiente. En la de participación ciudadana y democracia es seguro que no (porque lo de hacer asambleas solo con los que son de la propia cofradía no se convalida).

En algo estamos de acuerdo: Sasieta siempre ha sido una referencia en gestión de los residuos. Los modelos Itsasondo y Lazkao se experimentaron la pasada legislatura, sin Bildu en el gobierno de la Macomunidad, y ahora resulta que Bildu los ha hecho desaparecer de Itsasondo y Lazkao mientras los aplica –más o menos- en alguna otra localidad. Bildu ha incumplido el acuerdo, unánime por cierto, que existía en Sasieta para el despliegue del contenedor marrón en todos los pueblos, aunque a pesar de ello, más del 50% de la población no tiene el sistema puerta a puerta. A pesar de Bildu, Urretxu, Zumarraga, Beasain o Legazpi han apostado por el quinto contenedor, con magníficos resultados, por cierto, similares o mejores al PaP, en lo que a recogida en kilos por habitante/año se refiere.

Errazkin hace referencia también a la Mancomunidad de Tolosaldea. Queremos recordarle que en Tolosaldea, la Izquierda Abertzale (ANV) durante la pasada legislatura vetó el sistema del quinto contenedor (también lo hizo en Debagoiena), así que no puede comparar el resultado de un sistema integral con el de aquellos a los que se ha amputado una parte. Porque en ambos casos, lo que impidieron que se recogiera, esto es, la materia orgánica, supone el 40% de la bolsa de la basura. No vale decir que ahora se recoge orgánico y se obtienen determinadas tasas, cuando ellos mismos han impedido previamente que el orgánico se haya podido recoger. Hacer comparativas de ese modo es manipulación de la realidad y distorsión burda de los datos. En definitiva, no respetar a la gente.

Errazkin dice que el Comisario Europeo Potocnik avala sus políticas. Lo que sí nos consta de Potocnik es que recientemente ha respondido a Izaskun Bilbao que desde principios de 2013 no tienen noticias de Gipuzkoa, a la que el Banco Europeo de Inversiones tiene concedido un préstamo de 195 millones de euros para construir las infraestructuras que Europa considera acordes con la Directiva Marco de Residuos.

Que a estas alturas Errazkin hable de “distintos sistemas”, o que mencione a Arrasate o Azpeitia, que son pueblos en los que la IA está en plena ciaboga para intentar lavar su imagen ante las cada vez más cercanas elecciones municipales y forales, es llamativo. Como también lo es que hable de utilización de las basuras como tema para la disputa política, cuando resulta que justo hace dos años, 34 alcaldes de Bildu decidieron unilateralmente, es decir, por imperativo de la ejecutiva de su partido, instalar el PaP en sus municipios. Ni lo habían contrastado con ningún otro grupo político (qué decir con la gente), ni se había estudiado en ninguna comisión municipal ni planteado en ningún Pleno, que es donde reside la decisión. Hombre… a lo mejor a Errazkin no le gusta la “disputa política” entendida como opiniones que no coinciden. Es muy posible que prefiera las cómodas mayorías absolutas y la obediencia a las consignas del partido, del suyo propio, evidentemente.

La cosa es que el objetivo que manifestaba Errazkin de “profundir en acuerdos en la dirección correcta y de mutuo acuerdo” se ha traducido unos días después en la presentación en el vertedero de Lapatx (siempre escapando de las Juntas Generales) de un plan. Su plan se parece bastante al PIGRUG (porque hace ya años que otros estudiamos en serio “lecciones europeas”) solo que Errazkin pretende cerrarlo con un nuevo vertedero, que es precisamente lo que pretendía evitar el PIGRUG.

Así que la invitación de Errazkin al diálogo cuando llevan ya tres años de imposición unilateral en contra de la mayoría de la representación popular y en contra de la mayoría de los propios ciudadanos resulta muy poco creíble, incluso ofensiva. A nadie le cae bien que le inviten a una mesa en la que ya solo queda lo que el anfitrión no ha podido comer.

El respeto a los gipuzkoanos y a sus instituciones es la primera lección que algunos deberían aprender. Pero para ello hay que disponer del libro, o al menos de los apuntes.

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